jueves, 18 de noviembre de 2010

Mi Abuela...arroz con Habichuelas

Mi abuelo, el papá de mi mamá estaba casado con mi abuela Carmen quién es la única abuelita que me queda, tiene 94 años y esta más activa y cuerda que muchas personas de menor edad. Aunque mi abuelo era el maquinista y me enseñó muchas cosas fué mi abuela la que me ensenó ....A BRINCARME LOS TRENES!!.


La pujante metrópolis de Frontera, Coahuila tiene un patio de trenes (asi se dice) de hecho éste se encuentra ubicado junto a la escuela primaria a la que asistí hace ya muchas lunas cara pálida. Mis abuelos vivían en una colonia que esta pasando todo el patio de trenes y nosotros viviamos del otro lado.


En aquel entonces Jesús dijo a sus discipulos: Mi paz os dejo, mi paz os doy....pero no es eso de lo que estamos hablando aquí. En aquel entonces no existía el puente que cruzaba todo el patio de máquinas que fácilmente eran como 30 rieles uno después del otro con trenes o vagones de ferrocarril estacionados de manera aleatoria, al azar o al "ahí se va". Todas las máquinas estaban siempre encendidas aunque estuvieran detenidas y sin maquinista a bordo, según mi abuelo era más barato mantenerlas encendidas pues se gastaba mucho diesel en el arranque.


Los trenes y los vagones que se encontraban esparcidos por el patio podían moverse en cualquier momento y sin previo aviso pero eso nunca pareció intimidar a mi abuela. Recuerdo la primera vez que me llevó y dijo: "vente, pescate de ahí...ahora de allá subete.....bien agarrado y listo" ...(si no pudiste evitar que tu mente retorcida te alejara de mi texto y te llevara a hundirte en los terrenos oscuros y putrefactos del albur, eres de los mios).


No pasó mucho tiempo para que ya dominara yo el arte de pasar los trenes ya sea por arriba, subiendo por la escalera que tienen a los lados, pisar las "muelas" que son los mecanismos tipo tenazas con los que un carro se gancha con otro, o ya de plano por abajo, siendo esta última la manera más peligrosa de pasar.


Tiempo después colocaron un puente largo, largo como los que hacen los maestros y de color naranja "madreame las corneas" bonito, bonito. Cabe mencionar que ya hace mucho que no me brinco ningún solo tren y mi abuelita menos pero sé con seguridad que incluso hoy en día a sus 94 años sigue brincando obstaculos aún más complicados que un simple tren.

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